martes, 9 de marzo de 2010

Presentado en Cuba el libro «Notas sobre la revolución latinoamericana»

2010-03-05 | Su autor, el dirigente comunista argentino Patricio Echegaray, disertó en La Habana sobre la realidad política contemporánea: “América Latina se ha convertido en uno de los lugares del planeta que más ha erosionado la hegemonía norteamericana”

Este jueves 4 de marzo fue presentado en La Habana el libro Notas sobre la revolución latinoamericana (Ocean Sur, 2010), con la presencia de su autor, el secretario general del Partido Comunista de la Argentina, Patricio Echegaray. La sede de la OSPAAAL abrió sus puertas al lanzamiento de esta antología de textos «que nos ayudan a (re)aprender, a pensar y a actuar en función de la revolución latinoamericana».

Echegaray es secretario general del PCA desde 1989. Fue diputado de la Ciudad de Buenos Aires de 1998 a 2002. Es miembro fundador del Foro de São Paulo y del consejo editorial de la revista Contexto Latinoamericano.

Precisamente el editor de esta revista, el politólogo y ensayista cubano Roberto Regalado, realizó el prólogo a esta edición de Notas sobre la revolución latinoamericana, el cual compartió con el público asistente a la presentación.

«Patricio Echegaray es un infatigable peregrino que hace muchos años se lanzó al camino», lo definió Roberto Regalado, y recordó que fue el principal impulsor de la revista América Libre, «que en los años duros evitó que la izquierda política, el movimiento popular y la intelectualidad revolucionaria de la región quedaran sin un medio de encuentro, reflexión y divulgación».

Agregó que «Patricio es uno de los más firmes y consecuentes seguidores de ideas del Che sobre solidaridad e internacionalismo, y de los más dedicados a estudiar el reverdecimiento de las luchas anticapitalistas y a tender puentes entre los procesos nacionales de transformación social más descollantes y significativos».



Como demostraría después en su animada charla el comunista argentino, Roberto Regalado lo comparó con «los griots africanos que marchan, de pueblo en pueblo, narrando historias y leyendas». Y es que el libro presentado está repleto de esas historias y leyendas que Echegaray aprendió «viendo con sus propios ojos y palpando con sus propias manos: historias de Argentina, Bolivia, Cuba, Colombia, Ecuador, El Salvador y Venezuela; historias de Nuestra América, como la llamó José Martí».

El argentino rió animadamente ante la comparación y de inmediato anotó: «Sería, modestamente, un “medalla de plata” en esto de ser un griot, porque el verdadero griot es David Deutschmann, quien recorre muchas más distancias, llevando las ideas y la palabra de la izquierda a todos los rincones de América Latina, a través de su editorial Ocean Sur». Echegaray agradeció públicamente a Deutschmann, quien se encontraba presente en la presentación, «por editar este libro y muchos otros libros que difunden el pensamiento revolucionario».

Tomando en sus manos un ejemplar del libro, diseñado por el joven Víctor Manuel Cabrera Muñiz, su autor destacó que «esta no es una obra individual, sino que se ha confeccionado entre todos los participantes de los hechos que aquí se reflejan».

Echegaray confesó que «el documento principal de este libro» es la Carta Abierta a las fuerzas revolucionarias y progresistas de América Latina y del Cariba —conocida como Carta de los Cinco, porque fue firmada por cinco partidos comunistas hace exactamente veinte años—. «Se hace bajo la coordinación del comandante cubano Manuel Piñeiro, quien aunó a varios secretarios de partidos comunistas y nos puso a trabajar porque era un momento muy crítico, cuando a raíz de la perestroika comenzó la etapa final de la desarticulación del a URSS».

El autor comenzó entonces una fabulosa descripción de aquel momento histórico, en el que «se puso de moda que los revolucionarios no teníamos que hablar de las crisis del capitalismo, porque siempre habían existido, que en realidad de lo que teníamos que hablar era de la crisis del socialismo».

Admitió que «los revolucionarios habíamos recibido una derrota de gran magnitud. Estábamos preparados para recibir una derrota en el terreno de la fuerza, pero no en este terreno ideológico, político. Esto generó un deterioro de las convicciones, generó frustraciones que llevaron a las deserciones en masa, a que los partidos cambiaran de nombre…».

Ante aquel escenario desconcertante para la izquierda mundial, Patricio recordó la urgencia de redactar un documento que funcionara como «una convocatoria a recomponer la izquierda, a modernizarla, a incorporar la autocrítica: podíamos ser críticos con la revolución y con el socialismo, pero sin renunciar a nuestras convicciones». Señaló que «la Carta reconoce que en efecto, había una crisis del socialismo, pero que eso no significaba su fin, ni el fin del marxismo, ni el fin de las revoluciones, y mucho menos el fin de la historia».

Con respecto a la situación política de América Latina, el secretario general del PCA realizó un exhaustivo análisis en cuanto a correlación de fuerzas y a las transformaciones de los modelos económicos que las fuerzas dominantes han querido imponer. Al respecto destacó que el continente «sufrió un profundo viraje de modelos desarrollistas con intervención reguladora del Estado a modelos neoliberales, a veces fundamentalistas, salvajes, que la llevaron al deshonroso resultado de ser el continente más desigual del planeta, con 200 millones de pobres».

Sin embargo, valoró que esta situación de auge neoliberal «ha quedado atrás. Hemos transitado de un periodo de resistencia a la deslegitimación de los modelos neoliberales, y de esa deslegitimación a una etapa de alternativas posneoliberales en América Latina». Aprovechó para acotar que estas alternativas tienen «distintos grados de negación, no es una negación uniforme la que hacen Brasil, Argentina y Uruguay comparada con la de Venezuela, Ecuador o Nicaragua».

La perspectiva de la región para el siglo XXI, según dijo, «está en dependencia de la suerte de esos procesos posneoliberales y de cómo se irán convirtiendo en alternativas».

«Es una realidad —convino— que América Latina se ha convertido en uno de los lugares del planeta que más ha erosionado la hegemonía norteamericana».

Llegado a este punto, el intelectual argentino demostró que no era posible pensar que el mayor imperio del planeta quedara pasivo ante esta situación. Los Estados Unidos «iban a intentar confrontar estos procesos». Auguró que la política exterior estadounidense «no insistirá demasiado en imponer su hegemonía» en zonas como el Medio Oriente, ni con potencias como Rusia o China, donde el equilibrio de fuerzas parece alejarlo de actitudes más arrogantes.

«Todo parece indicar —vaticinó— que los Estados Unidos girarán sus prioridades de dominación hacia América Latina, a través de estrategias como la consumación de golpes de Estado, similares al perpetrado contra Honduras; el aumento de la presión militar, mediante la instalación de bases militares, la activación de flotas y diversas provocaciones; y la coordinación de su política exterior con las oligarquías latinoamericanas para derrotar los procesos posneoliberales; ya hemos visto lo ocurrido en Chile».

Sobre la evolución del panorama político latinoamericano, apuntó la fuerza de Brasil como potencia regional y destacó «el respaldo de Lula al depuesto presidente hondureño Manuel Zelaya y a la creación de una organización internacional latinoamericana y caribeña, sin los Estados Unidos».

Con el horizonte en las próximas elecciones brasileñas, se refirió a Dilma Rousseff —apuesta del PT para los comicios de octubre venidero— como «una candidata muy sólida, con un perfil de izquierda muy acreditado no solo dentro de las fuerzas progresistas brasileñas, sino dentro de toda la sociedad».

Ya que no era posible evitar un comentario sobre su natal Argentina, Echagaray emprendió un recorrido que partió desde el hartazgo popular a las propuestas neoliberales de De la Rúa que resultaron en la pueblada de diciembre del 2001, hasta la irrupción de los Kirchner en el escenario político de su país. Resaltó los sistemáticos encontronazos tanto de Néstor Kirchner como de Cristina Fernández con la oligarquía argentina obligan a pensar que «la derecha maneja el plan de un hondurazo o el plan de reemplazar este gobierno por otro de derecha en las elecciones de octubre de 2011».

El dirigente argentino, dueño de una modestia y una sensibilidad admirables, mostró asimismo su espíritu inconforme, no solo con los gobernantes de su país, sino con la propia fuerza política donde ha forjado su trayectoria revolucionaria: «somos de una generación de militantes que no se conformó con lo que era el Partido Comunista, así que tratamos de criticarlo y cambiarlo siempre para que fuera mejor».

Esbozó que «el Partido Comunista de la Argentina se plantea mantener su confrontación con la derecha, mantener su presión para que el Gobierno se radicalice y lanzar una convocatoria a una confluencia de masas capaz de unir a la izquierda para que logre su triunfo en primera vuelta de las próximas elecciones».

Patricio Echegaray concluyó así su amena charla, no sin antes confesar que sueña con «presentar este libro en varios países de América Latina y en otras provincias de Argentina. Faltan otros trabajos, ya hay algunos nuevos, así que seguirá creciendo».

Esta edición de Ocean Sur de Notas sobre la revolución latinoamericana es una versión ampliada y actualizada de la publicada por Manuel Suárez Editor, en Buenos Aires, en el año 2005. Incluye reflexiones sobre la vigencia del marxismo, la situación política en Argentina, las más recientes experiencias de la Revolución cubana, entrevistas realizadas por Echagaray a los más altos jefes de las FARC EP de Colombia, análisis del autor sobre los procesos de transformación social en desarrollo en Venezuela, Bolivia y Ecuador, y el reciente triunfo de los candidatos del FMLN a la presidencia y vicepresidencia de El Salvador.

Si tomamos como referencias las múltiples historias que el luchador argentino contó la tarde del jueves en La Habana, con una capacidad narrativa admirable, no quedan dudas de que este libro complacerá doblemente al lector: será capaz de conducirlo animadamente por los cauces de la historia contemporánea y le ayudará a pensar los rumbos que aún quedan como desafíos para nuestro continente.

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