jueves, 18 de febrero de 2010

Editorial Nuestra Propuesta del 18 de febrero


El diario La Nación del domingo pasado, en una extensa nota editorial, se hace cruces por el desguace de los llamados mecanismos de control institucional del Estado.


Una detallada lista de los organismos que ven afectada su autonomía, el Banco Central, la Oficina Anticorrupción, la Oficina de Investigaciones Administrativas, la Comisión Nacional de Etica Pública, la Afip, la Oncaa, la Auditoría General de la Nación, la Comisión Nacional de Valores, la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, señalarían para el editorialista un avance del ejecutivo sobre los “orientadores principales de las corrientes de inversión”.


Esta claro que lo que le quita el sueño al citado diario no es el perfeccionamiento de la democracia, sino que más bien pone en evidencia que se preocupa por los mecanismos de supervisión de los intereses de los capitales más concentrados. Esto sin desmerecer un ápice la falta de transparencia gubernamental.


En realidad lo más perentorio es ampliar los horizontes de democracia y participación popular, para poder liquidar todas las subsistencias neoliberales, en primer lugar en la redistribución de la riqueza y para impedir que una alianza de las derechas latinoamericanas pueda liquidar los procesos avanzados de la región. Al aprobarse la nueva Ley de Partidos Políticos, ante el desmedro democrático que implica, no ha levantado protestas similares a las arriba mencionadas y sí el apoyo al bipartidismo tradicional que La Nación reivindica con enjundia. Es que a pesar de la crisis intrasistema, lo que se ha buscado con la ley es reducir la dimensión de esa crisis, apuntando sobre todo a que nada interfiera en su hegemonía.


En definitiva esa legislación es un dato de la crisis del sistema político, de la superestructura, del Estado, de los partidos políticos en su conjunto y también de la izquierda. El Partido Comunista, así como otras organizaciones políticas, ha apelado su aplicación y se dispone a trabajar para resguardar su personería electoral.


Es en este marco que comienza la campaña de afiliaciones con el nombre ilustre de Mercedes Sosa. Se trata de una batalla política, ideológica y organizativa para la que el partido en su conjunto, cuenta con el apoyo de la militancia, de compañeros y amigos, con la legitimidad de más de 92 años de aportes a la vida política, social, sindical, cultural en nuestro país.


Y de lo mucho que tiene que hacer para contribuir a la creación de una alternativa política, a una fuerza autónoma de izquierda, democrática y antimperialista que pueda actuar en la coyuntura, que pueda confrontar con la derecha, presionar al gobierno para radicalizar posiciones y combatir la idea de fin de ciclo y en consecuencia de desgaste del gobierno, opinión ésta que abre paso, aun sin querer y con buenas intenciones, a la derecha.

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