lunes, 20 de octubre de 2008

Avanzar en la Constituyente Social en base a la unidad

APORTES PARA EL DEBATE HACIA LA ASAMBLEA NACIONAL POR LA CONSTITUYENTE SOCIAL A CELEBRARSE EN JUJUY EL 24 Y 25 DE OCTUBRE DE 2008

1. La fundamental preocupación de la asamblea nacional por la Constituyente debe estar orientada a preservar la unidad de la Central, por cuanto sería improcedente pensar en aportar a la forja de una nueva representación política histórica del campo popular si la principal representación social de la clase está fragmentada. La unidad y la autonomía son valores fundantes y por lo tanto irrenunciables.

2. Si, como corresponde según lo resuelto por el Congreso de la CTA, el Movimiento Político, Social y Cultural a construir es de carácter liberador, la reunión deberá precisar de quien queremos liberarnos y en ese sentido, resulta claro que la fuerza que ejerce el dominio expoliador es el imperialismo y sus socios nativos, expresiones concretas del poder concentrado.

3. Ese enemigo es el común de todos los pueblos hermanos, en particular, latinoamericanos, los cuales a su vez, han comenzado a transitar un camino de construcción de alternativas populares que se afirman en tanto no ceden a las pretensiones de la clásicas clases dominantes.

4. Por esa razón, ubicado el enemigo principal, la primera obligación es determinar el campo de aliados de la clase de tal manera que le permitan acumular fuerzas para cambiar las correlaciones existentes, tanto en el orden nacional como internacional

5. Frente a un enemigo tan poderoso y común a los diferentes pueblos de nuestra región, el plenario debe pronunciarse por una verdadera integración latinoamericana, promover la unidad de todos los trabajadores sindical, política y territorialmente organizados para consolidar el proceso de cambios inaugurado (aún con sus contradicciones) y enfrentar al capital financiero altamente concentrado.

6. Seguidamente, deberá fijar un trazado de acciones que lleven sin vacilaciones a la concreción de un debate que permitan la construcción, en el territorio nacional, de un proyecto de país, un nuevo modelo productivo con inclusión social y verdadera distribución de la riqueza, donde la clase trabajadora esté en el centro de un conglomerado integrado por diversas capas sociales objetivamente interesadas en terminar con la matriz neoliberal de acumulación y dominación.

7. Teniendo en cuenta de que una de las características del espacio comprendido por lo que denominamos “campo popular” marca que está lamentablemente disperso, producto de la política destructiva del modelo neoliberal y sus “valores culturales” de exaltación de lo individual en desmedro de lo social y solidario, habrá que delinear una política tendiente a la unidad de todos los espacios, políticos y sociales preexistentes.

8. En consecuencia, si la idea sustancial es conformar un bloque social que involucre a todos los sectores interesados en la proyección de un nuevo modelo de país liberado del yugo imperial, y que esté unido alrededor de una plataforma programática construida en común dando nacimiento en un proceso al nuevo Movimiento Político, Social y Cultural, lo que corresponde es proponerse trabajar en todos esos sectores, algunos de ellos vinculados al proyecto político oficial, otros en la oposición y otros de alguna manera, políticamente autónomos. La Constituyente será un camino hacia la unidad.

9. Por lo tanto, pensamos en la necesidad de fijar un plan de miles de reuniones o encuentros barriales, zonales, provinciales, regionales, etc. a fin de ir construyendo desde abajo el programa de liberación nacional a partir de la conformación de pliegos con las reivindicaciones más sentidas de los trabajadores/trabajadoras y pobladores de cada lugar. Reivindicaciones que tienen que ver con sus condiciones materiales, ambientales y culturales de vida y de trabajo. Una tarea concreta a abordar por la paritaria social, el otro instrumento resuelto por el congreso.

10. La conformación de tales plataformas reivindicativas debe permitir también acordar

planes de acción para potenciar el conflicto social, de tal modo que la lucha por su obtención vaya estimulando la confianza en la propia fuerza popular y a la vez, colocando a las diferentes instancias dirigentes de la Central en un rol de decisivo protagonismo. Debe servir para acrecentar la representatividad de la CTA, lo cual significará asimismo una incorporación a sus filas de nuevos sindicatos u organizaciones del territorio. Esa batalla por el crecimiento, junto a la lucha por la personería son aspectos que no deben descuidarse.

11. Un plan concebido en estos términos, desde la lucha de clases real, permitirá apurar el ritmo para la conformación del bloque social capaz de convertirse en la alternativa política que reclama la situación nacional, asentado en un real poder popular, único con aptitud de ser portador de una contracultura que termine con los valores reaccionarios instalados por el capitalismo neoliberal y los medios comunicacionales que actúan a su servicio.

12. Si fuésemos capaces de lograr que la Constituyente perfilara su accionar con tales propósitos, sin dudas no sólo cumpliríamos con el espíritu consagrado en la resolución congresal de la CTA, sino que efectivamente, desde la clase, defendiendo la unidad, representatividad y autonomía de nuestra Central, los trabajadores estaríamos contribuyendo a vanguardizar un proceso de cambios profundos para poner a nuestra Patria en armonía con el escenario nacional liberador y antiimperialista que se ha conformado en nuestra Patria Grande latinoamericana.


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