Se genera una nueva situación para la lucha de clases, para la lucha por una alternativa de carácter popular y socialista, en nuevas y mejores condiciones. El secretario general del PCA, Patricio Echegaray, señaló en la reunión algunos de los acontecimientos vividos en la memoración del Bicentenario para pasar luego a un análisis de cómo han evolucionado los tópicos más significativos del 24º Congreso partidario, al cumplirse ya un año y medio de su realización. El secretario de Organización, Salvador Caputo, informó sobre la Campaña Nacional de Afiliaciones y los dirigentes regionales analizaron sus experiencias.
Con respecto a la conmemoración del Bicentenario, Echegaray destacó la movilización de masas como la más importante de la historia Argentina, que ha abarcado varios millones de personas contrariando los augurios negativos de la derecha. Es interesante, dijo, intentar alguna conceptualización para motorizar un debate que nos debe acompañar largo tiempo.
Un elemento es la sorpresa ante la calidad y dimensión de los espacios que se generaron, la enorme participación popular, un salto cualitativo, imposible de generar espontáneamente, eclosión de un proceso de acumulación cultural de larga duración, nutrido en las entrañas del siglo 20, el siglo de la Semana Trágica, de la Patagonia Rebelde, de la Ley Sáenz Peña, de los golpes de Estado, de las grandes luchas obreras, del Cordobazo, de la Revolución Cubana y del proceso antimperialista que la siguió en América Latina, con la epopeya del Che, con Salvador Allende, procesos quebrados a sangre y fuego por las dictaduras militares promovidas por el imperio, que marcó a las juventudes con grandes ideales de cambio que los golpes militares trataron de cortar y no lograron; con algún destello en la década del 80, dirigido desde las capas medias, interceptado por los enfoques de la socialdemocracia, como preámbulo del neoliberalismo, pero que siguió desarrollándose de manera subterránea, y es en este momento del Bicentenario que se consagra que los ideales puestos a caminar por la juventud de los años 60 y 70 eran justos, de redención, de liberación, de una sociedad superior, pese al fracaso. Se han legitimado las luchas de la clase obrera con la imagen de Tosco, reivindicando aspectos nunca reconocidos de la historia del PC, como la figura de Victorio Codovilla junto a Ingalinella, y esa hermosa imagen de Los Olimareños cantando El gallo rojo y Hasta siempre comandante, mientras en lo alto se agitaban las banderas del Partido Comunista y la imagen del Che Guevara. Algo de este fenómeno que hemos presenciado había despuntado en el 2000, pero no podíamos percibirlo. Este Segundo Centenario nada tuvo que ver con el primero, elitista, oligárquico, eurocentrista, divorciado de Latinoamérica. Este contó con una presencia latinoamericana dominante, y la presencia de Martín Torrijos y sobre todo de Manuel Zelaya. Una bofetada al golpismo en general, y al golpismo encabezado por los norteamericanos y las oligarquías, tal como Zelaya se encargó de explicar.
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